Tonterías curiosonas

En estos días que hemos pasado en la Ciudad de Buenos Aires nos han llamado la atención, como a buenos guiris, ciertos hábitos, rutinas, funcionamientos que, mientras que para un argentino son de lo más normal, llaman la atención a unos españolitos de a pie que miran con ojos nuevos de recién nacido y con la curiosidad característica del Tío viajero Matt de "Fraguel Rock" (si naciste después de 1990 no te molestes en entender esto).

Que me perdonen los argentinos que lean esto si no somos muy precisos o técnicos.

El sempiterno mate

Estamos ya habituados a identificar a los argentinos en España en cuanto vemos a alguien tomando mate: una infusión de yerba mate que se mete dentro de un recipiente con forma de calabaza, que también se llama "mate" o "porongo", y que se va infusionando continuamente añadiendo agua hirviendo que se lleva en varios termos, que cargan en una mochila especial que llevan en bandolera. Esa infusión se va tomando a sorbos a través de una pajita que suele ser de metal, la "bombilla". Y ahí les ves a todas horas y en cualquier sitio mate en mano, especialmente si se trata de un momento de ocio grupal, tipo ir de picnic o todos juntos a un parque, pero también sentarse a ver a tus hijos en los columpios, o mientras estás trabajando detrás de la barra de un bar y de vez en cuando aprovechas para dar algún que otro sorbito.

Incluso hemos encontrado en el Ecoparque (el antiguo Zoo) una máquina expendedora de agua caliente para el mate, que nos ha llamado mucho la atención y nos hemos puesto a fotografiar ante los atónitos ojos de los espectadores (imaginaos con qué cara miraríamos a una familia de japoneses boquiabiertos fotografiando y filmando una máquina de Coca-Colas o cafés en España).

También los bares ofrecen rellenar tus termos de agua hirviendo, pero estos cobran. La máquina ofrecía el agua gratis, en plan "servicio público".

Lo más curioso que hemos visto, ya nivel profesional, ha sido a un padre en un parque de columpios que, mientras que con una mano balanceaba a su hija pequeña en el columpio, con la otra sujetaba el mate y el móvil a la vez. Ya digo que esto debe ser ya un nivel muy avanzado de "mateador", y creo que este hombre debe de haber desarrollado un sexto dedo a lo largo de varias generaciones para sujetar mate y consultar móvil con una sola mano mientras que con la otra columpias a tu hija. Nivel Total-Pro.

Semáforos

Ojito si algún español se anima a conducir por Argentina con los semáforos, porque los colocan al otro lado del cruce, una vez pasado este, y no antes. Así que tienes que tener vista de águila (que mira que algunas avenidas por aquí son anchas, anchas) y mirar más allá del cruce, porque si conduces como en España y te paras al pie del semáforo, te has parado justo en medio, cruzado, y ya puedes tener aguante y estima, porque el concierto de pitidos e insultos que te va a caer es fino.

Visto desde el otro lado, cuando veáis a un argentino parado en mitad de Neptuno con el semáforo en verde, no seáis demasiado duros con él. Probablemente con su vista de jaguar patagónico ha visto en rojo el semáforo en Cibeles.

Arbolitos

Los "arbolitos" son personas a las que así se denomina por estar plantadas en mitad de la calle, especialmente por zonas turísticas y transitadas del centro, ofreciendo de manera casi clandestina, con voz bajita audible solo para tus oídos, cambio de moneda de pesos por dólares. Deben de tenerlos todos metidos dentro de la gabardina, que se abrirán en plan exhibicionista si deseas cambiar moneda. No lo sabemos porque nos ha dado un poco de mal rollo tener que recurrir a los "arbolitos" para conseguir guita y afortunadamente la hemos podido obtener por cauces más seguros.

Fregonas

¡Atención! Oportunidad de negocio para avispados: Abrir una filial de "Vileda" en Argentina, que yo creo que puede tener su mercado.

Las fregonas aquí no son como las nuestras. Al menos nosotros no las hemos visto. La manera que tienen de limpiar el piso es enrollar un trapo atado y atarlo al final de un palo con forma de T. El efecto es el mismo, pero en nuestra opinión es más cómoda la fregona española de toda la vida. En fin, sobre gustos...

Transporte público

El metro (denominado "Subte"), el autobús ("colectivo" y el tren ("tren", esto sí) funcionan muy bien en Buenos Aires. Nos hemos movido todo el rato por estos medios que son muy económicos, hay muchas líneas que llegan a todas partes, y pasan con muchísima frecuencia, y siempre nos hemos sentido bien: está limpio, no nos da sensación de inseguridad y no hemos sufrido en estos días ni averías ni parones (al menos no nos ha tocado).

Además, con entretenimiento. En los vagones del subte tienes continuamente espectáculo: raps improvisados sobre la gente que vamos en el vagón (te vacilan y encima tienes que sonreír), actuaciones de percusión, de armónica molona del Medio Oeste americano, actuación de música disco con baile del robot y acrobacias incluidas (ver vídeo, por favor, merece la pena).

Ah, y todos estos transportes se pagan con la misma tarjeta, un método muy cómodo, que vas recargando en las estaciones según vas gastando, la tarjeta "Sube", que sirve para toda Argentina. Por cierto, el coste del autobús o colectivo dependerá del número de kilómetros que vayas a hacer. Al subir indicas al conductor a dónde vas y te cobra en consecuencia (no creo que se acuerden de todas las direcciones que les dicen los pasajeros. Tendrán que hacer actos de fe y creer que no les engañan).

Exceso en felicidad

Desde el Gobierno han comenzado a concienciar a la población sobre el exceso de azúcares, grasas o sales de algunos alimentos, y te puedes encontrar ahora los Kit Kat, Donuts y demás deliciosos pecados llenos de etiquetas de advertencia, como nuestras cajetillas de tabaco, con mensajes que ocupan todo el envoltorio de "exceso en grasas saturadas", "exceso en sodio", "exceso en azúcares".

Hemos visto alguna que otra marca de este tipo de productos que le han dado la vuelta a este contratiempo y se ha adelantado añadiéndose ellos mismos etiquetas similares a las oficiales pero con mensajes tipo "exceso en felicidad".

Y, hablando de "exceso en felicidad", oportunidad de negocio en España: importar dulce de leche. Qué maravillas de dulces tienen aquí. Dulces de leche, alfajores, chocolates... Y para que os hagáis una idea del nivel místico que alcanzas al probar estas delicias, aquí van alguno de los nombres comerciales de este tipo de productos: "La Serenísima", "Milagros del Cielo"... jajaja, vamos, todos haciendo referencia al Nirvana que alcanzas con tan solo una cucharada. Por cierto, os recomendamos el dulce de leche "La Serenísima", concretamente el estilo Colonial... increíblemente delicioso.

Aquí os hemos dejado algunas de las curiosidades que nos han llamado la atención por el momento. Seguramente a la gente de aquí les parecerán obviedades y no entenderán nuestra sorpresa, pero esa es una de las gracias de viajar: descubrir esta variedad de mundos que habitamos.