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Templos de Angkor

Justo cuando empezábamos a relajarnos con los fresquitos 30º del norte de Tailandia, se nos ocurre irnos a Camboya, a los templos de Angkor, en Siem Reap.


Parece que nuestros destinos están últimamente compitiendo a ver cuál termina de achicharrarnos. En Siem Reap hemos llegado a echar de menos la temperatura de Bangkok. Es un horno en la Tierra.


A pesar de ello, allí se congregan diariamente miles de turistas para visitar una de las joyas de la Humanidad. La UNESCO declaró este conjunto arqueológico de los templos de Angkor Patrimonio de la Humanidad en 1992.


Desde Siem Reap se visita este yacimiento arqueológico de 400 kilómetros cuadrados de superficie (incluyendo área de selva que nuestro espíritu aventurero cree que aún alberga algún templo por descubrir).


En este lugar se encuentran los restos de los que fue la capital del Imperio Khmer (o Jemer, como se prefiera) de los siglos IX a XV.


Gracias a la UNESCO y a diferentes organizaciones se trabaja a nivel internacional en su conservación. De este modo, se ven carteles que anuncian que en un templo están los alemanes restaurándolo; en el de más allá, los chinos; y en el otro de allí, los japoneses, etc.


En esta antigua capital, que llegó a ser una de las ciudades más importantes y populosas de su tiempo, se han conservados las construcciones en piedra de templos, palacios, bibliotecas...


La cantidad de templos que alberga esta enorme superficie arqueológica es inmensa (insisto, quien quiera jugar a Indiana Jones, creo que aún tiene por aquí algún que otro descubrimiento pendiente), pero destacan especialmente Angkor Wat, Ta Prohm y Bayon.


Comenzamos el recorrido visitando la joya de la Corona: Angkor Wat.



Cruzando un kilométrico foso defensivo a través de una pasarela custodiada por serpientes de cinco cabezas a ambos lados de su entrada, se alcanzan los muros del complejo que alberga el templo de Angkor Wat.


Los muros se podían cruzar por diferentes sitios, según el estatus de cada cual. Por las puertas laterales (las más alejadas de la pasarela central), animales y pueblo llano; un poquito más centradas estaban las puertas para altos funcionarios, militares y demás; y en el centro, la gran puerta que solo era cruzada por el rey y familia real (y nosotros, 1000 años después, aprovechando la ausencia del rey).


Tras los muros, ya se observan las torres de Angkor Wat, que son tan reconocibles y populares que se han convertido en símbolo de Camboya (figuran en su bandera nacional).



Sobresale una torre central y a su alrededor otras cuatro de la misma forma pero de tamaño menor. Su forma es de flor de loto o, como nos indicó el guía más poéticamente, tienen la forma que toman las manos al juntarse para hacer el respetuoso saludo budista.


En Camboya (también en Tailandia), saludan juntando las manos para luego pegarlas al cuerpo e inclinarse. Según la altura a la que pongas las manos, indicas más o menos respeto. A una persona de edad similar, un familiar, un compañero de trabajo... le saludas pegando las manos a la altura del pecho. Pero si se trata de una persona mayor, un jefe, alguien con más estatus, debes mostrar más respeto poniendo las manos a la altura de la cara. Y si ya te diriges en tus oraciones a un Dios, las manos deben posarse en la frente o incluso por encima de la cabeza. Así que ojito con la altura a la que ponemos la manos para saludar, que nos buscamos un lío.






En el interior de Angkor Wat se han conservado multitud de grabados en la piedra. Son motivos hinduistas y budistas: imágenes de brahmanes (sacerdotes, hombres sabios), guerreros, bailarinas... Una galería porticada rodea todo el templo y a lo largo de su kilométrico muro está toda la pared tallada con historias bélicas de conquistas, batallas épicas, intervenciones divinas, etc.







Al finalizar la visita de Angkor Wat, nos dirigimos a Ta Prohm, que llegó a ser aún más conocido a nivel mundial gracias a Angelina Jolie en su papel de Lara Croft cuando en el año 2001 vino aquí a filmar Tomb Raider.


Lo más característico de Ta Prohm son los árboles que se han "comido" los muros y las paredes del templo, y sus gigantescas raíces se encuentran enclavadas en la roca, formando una combinación fascinante de ruinas y naturaleza.




Algunas raíces cubren totalmente las puertas, otras tienen aspecto de gigantesca serpiente, y alguna otra parece un señor desnudo de espaldas levantando la pierna para saltar el muro.


Como Angelina Jolie no nos dejó ningún plano del tesoro, seguimos nuestra ruta para meternos esta vez dentro de la ciudad fortificada de Angkor Thom, una ciudadela en la que vivía el rey con su séquito.


Los muros de Angkor Thom tienen cuatro entradas, situadas exactamente en cada uno de los puntos cardinales. En las cuatro entradas hay una pasarela que salva el gigantesco foso que rodea toda la ciudad. Estas pasarelas están adornadas con dos filas de grandes esculturas a cada lado que tiran de una imaginaria cuerda para sostener el puente. De un lado, son esculturas de ángeles: y del otro, de demonios.




Dentro de Angkor Thom se encuentra, entre otras maravillas, el templo Bayón, uno de los más curiosos de ver por sus más de 200 caras de Buda construidas sobre otras tantas torres a base de colocar piedra sobre piedra, sin ninguna argamasa que las una. Es decir, que no se trata de rostros esculpidos, que ya de por sí tendría mucho mérito, sino de un ingeniosísimo y titánico puzzle 3D de la época.






Estos tres templos que hemos mencionado se encuentran relativamente juntos entre sí, pero hay un cuarto templo, un poco más alejado, que merece la pena visitar. Se trata del Templo de las Mujeres, descubierto más tarde que otros muchos templos al encontrarse totalmente oculto por la selva.


No tiene el tamaño de los anteriores, pero es de gran belleza, tanto por la enorme cantidad de bajorrelieves espléndidamente conservados como por las múltiples figuras de guardianes que vigilan sus entradas. Los relieves se encuentran tallados en una piedra de color rosáceo y llaman la atención por su detalle y refinamiento.



Como durante el día hace tanta luz y calor que a veces es difícil apreciar el arte Khmer, nos ofrecieron recogernos a las 5 de la mañana para ver amanecer en Angkor Wat. Mientras me estaba entrando la risa floja ante semejante ocurrencia, para mi desasosiego vi por el rabillo del ojo cómo María, emocionada, ya estaba acordando la recogida en el hotel para esa impertinente hora.


Más perplejo me quedé al día siguiente al comprobar que no solo a nosotros se nos había ocurrido esta idea. A las cinco de la mañana, aún de noche, estábamos todos los turistas de Siem Reap recorriendo las pasarelas para cruzar los muros del templo a la luz de nuestros móviles, pues a esas horas un templo Khmer del siglo X está más oscuro que el ombligo de un grillo, y solo oíamos bostezar en diferentes idiomas.


Nos habían recomendado colocarnos detrás de una pequeña laguna para poder fotografiar el reflejo de las torres del templo cuando saliera el sol entre ellas. Pero aquello estaba más concurrido que un estadio de fútbol en una final de Copa. No cabía un alfiler.


Aún así, tengo que reconocer que mereció la pena. La estampa de las primeras luces en ese entorno es algo impagable. Una vez más, tuve que darle la razón a María (y mira que me da rabia).



Ahora toca irse de este apartado rincón del mundo... Bueno, no tan apartado, que en mitad de la visita a uno de los templos me encuentro por casualidad ¡con una compañera de trabajo! Pensé que estaba teniendo alucinaciones por sobrecalentamiento cocotero, pero no, allí que estaba ella de verdad, en carne y hueso. Va a ser verdad que el mundo es un pañuelo muy, muy pequeño.



3 comentarios

3 Comments


Joaquin García
Joaquin García
Apr 04

Como siempre, una envidia terrible.

Creo que todos (menos Diego) sabíamos que os embarcabais en una aventura alucinante que os marcara un antes y un después. Nosotros sufriremos por no habernos apuntado, aunque fuera para llevaros las maletas.

Se que Maria 😁 será buena y nos pasara luego más fotos y videos (aunque creo que necesitare dos vidas más) para disfrutar, al menos, una mínima parte.

Espero ansioso la siguiente entrada del blog.

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José María Verdú
José María Verdú
Apr 03

Muy interesante, como siempre, esta última crónica y las fotos apabullantes en su belleza, también como siempre. Kapuscinski a vuestro lado era un aficionado, ja, jaja!

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ELENA RUIZ CONTRERAS
ELENA RUIZ CONTRERAS
Apr 03

Buenos días Familia! Madre mía! Espectacular! Y yo no caso mucho con esas culturas, pero no signifique que alucine con el arte y maravillas de allí!

Cómo me gusta ver vuestras fotos, especialmente cuando estáis los 4!! Alucino especialmente con lo mayor que está Marcos!!!! María, en breve te vas a quedar pequeña al lado de tus niños!!

Diego, David es tu pequeño clon, calcadito!!

Estáis todos guapísimos e igual que siempre, no pasa el tiempo por vosotros!! Da gusto veros, la verdad.

Os envío un abrazo enorme y Jaime, especialmente, a su mejor amigo de la guardería, Marcos.

Os queremos. 😘

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