top of page

Gatetes en Invercargill

  • Foto del escritor: María Verdú Aguilar
    María Verdú Aguilar
  • 7 dic 2023
  • 7 Min. de lectura

Tras dos semanas de estar en una caravana (quien dice "caravana", dice "furgoneta grande") hemos agradecido llegar a una casa con techo y cama de verdad. La caravana ha sido una experiencia maravillosa que nos ha permitido desplazarnos y conocer sitios preciosos, pero los músculos ya estaban pidiendo a base de contracturas dormir cómodamente.


Hemos estado unos días en Invercargill cuidando a unas mimosas gatitas llamadas Mew y Louise. Invercargill es una ciudad al sur de la Isla Sur. Con ese nombre, parecía que nos íbamos encontrar al John Snow de Juego de Tronos con sus pieles invernales defendiendo el muro. Son nombres que lo dicen todo, como Rascafría. Ya te avisa de que puedes ir dejando el bañador y las chanclas en la maleta.


Al final no ha sido para tanto y se nota que Summer is coming, incluso por estas latitudes australes y ya se puede estar tranquilamente en la calle tan solo con el abrigo polar, así a lo loco, sin bufanda ni gorro.


Pensábamos que en Invercargill no habría más que gatos y pingüinos, pero hemos descubierto algunos secretillos de la zona gracias a que los dueños de la casa nos han prestado el coche. Es una de las cosas que nos maravillan de aquí, la confianza que hay como para, por ejemplo, no cerrar con llave sus casas (que no tienen ni cancelas en el jardín ni rejas en las ventanas) o para dar las llaves de su casa y coche a unos individuos tan sospechosos como nosotros a los que acaban de conocer.


Invercargill es una ciudad costera, de ventorrones marinos, tipo Vigo o similar, para hacer una idea, donde transcurren las cuatro estaciones del año a lo largo de un solo día. Tan pronto estás asado con el solazo que hace, quitándote capas y capas de ropa, como que se nubla, se levanta el viento y comienzas a buscar desesperadamente un abrigo y un paraguas.


La ciudad, a pesar de ser pequeña, cuenta con algunos sitios que merece la pena visitar. Uno de ellos es, sin duda, Queen Parks.


Queens Park es un magnífico parque en medio de la ciudad que no tiene nada que envidiar a los parques de las grandes ciudades como Londres o Nueva York. En Queens Park hemos podido disfrutar de bonitos paseos por diferentes zonas muy cuidadas: una rosaleda con una variedad tremenda, un jardín japonés muy zen y relajante, otras zonas con animales como llamas y wallabies (una especie de canguro pequeño) y, por supuesto, imprescindible para nosotros, estupendos columpios para niños y no tan niños.


Otro rinconcillo con encanto que descubrimos por casualidad, y que sirvió a María de escenario para su curso de retrato fotográfico, es un paseo de tablas que han construido sobre una albufera, donde se pueden observar multitud de aves acuáticas migratorias.



Aparte de los rinconcillos monos que tienen, siguiendo con nuestra tradición de comer saludable, hemos descubierto la Pizza con mayúsculas: la pizza hamburguesa. Efectivamente, se ha conseguido. El ser humano ya no tiene más cotas que superar. Un pequeño bocado para el hombre; un gran salto para la humanidad.


Además de desentrañar los rincones secretos de Invercargill, pudimos realizar dos excursiones cerquita.


La primera fue al Faro Waipapa, con un entorno precioso, de construcción decimonónica, tipo película romántica inglesa en plan Jane Austen o pintura solitaria melancólica a lo Edward Hopper. Son zonas muy azotadas por viento y lluvia, así que tuvimos suerte de poder visitarlo con buen tiempo.


Desde el aparcamiento parten dos caminos al faro: uno bordeando la playa, que te permite incluso bajar a verla y coger algunas conchas o piedra de colores; y otro, que tomamos de regreso, que se interna por la parte interior y te permite observar un bosque de árboles con formas curiosas, doblados y retorcidos a consecuencia del tremendo viento de la zona.


La otra excursión casi no podemos hacerla, porque se trata de la visita a las Cathedral Coves, es decir, unas cuevas en una playa, tipo playa de Las Catedrales en Ribadeo, donde puedes internarte si las condiciones meteorológicas y del mar lo permiten, en un horario determinado, según la marea (más te vale salir de la cueva antes de que empiece a subir la marea).

Decimos que casi no hacemos esta excursión porque hasta el último minuto mantuvieron las cuevas cerradas por seguridad, pero justo cuando ya decidíamos regresar a Invercargill, saltó en la web que sí que estarían abiertas y accesibles durante la marea baja... y nos encantaron.


Menos mal que merece la pena visitarlas, porque para llegar a ellas hay que bajar un camino de dos kilómetros hasta la playa con una tremenda cuesta , que la bajada vale, pero la subida, puf, casi echo allí toda la burguer pizza. A punto estuve de esperar la subida de la marea, a ver si conseguía flotar y que fuera el agua la que me subiera hasta arriba.


Una vez llegas abajo, te encuentras con una playa inmensa, muy despejada en ese momento de marea baja, pero que durante la alta se cubre y sube el agua bien alto por el acantilado que la resguarda. De esta manera, se pueden observar en las paredes de roca moluscos, algas, cangrejos...



Tras caminar unos 500 metros por esta inmensidad de playa, dando saltitos ridículos subiéndonos los pololos para no mojarnos, en plan "Desde Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla...", llegamos a las entradas de dos cuevas gemelas, una al lado de la otra, que terminan uniéndose a unos 50 metros por el interior. La primera de ellas tenía la entrada aún bastante inundada, y no estamos como para ir tirando zapatillas a la basura, así que a por la segunda. Al fin y al cabo, como terminan uniéndose, puedes visitar un poco de las dos.



La segunda cueva tenía la entrada un poco más accesible y (siguiendo con nuestros saltitos ridículos) pudimos internarnos y "ver" un poco de ella. Y digo "ver" con muchas comillas, porque llegado un punto está más oscuro que el ombligo de un grillo y empieza el instinto a gritarte "anda, majo, sal de ahí ya, que como venga la marea alta es una manera muy tonta de acabar el viaje".


Así que más que la visita a las cuevas en sí, lo que fascina son sus entradas, y el amplio espacio de playa que deja la marea baja, con unos reflejos que hacen las delicias de una amateur de la fotografía, a costa de los nervios y la tensión de su familia, que mira hacia atrás con el rabillo del ojo que no venga una ola traicionera mientras posa con una sonrisa falsa a la fotoestudiante.




En la casa de los gatetes estuvimos muy a gusto, aprovechando también para recuperar cole y compensar los días de pellas en la caravana. Además, las dos gatas eran preciosas, cariñosas y muy cómodas de cuidar.



Pero... (porque siempre hay un pero), eran unas exigentes con la hora de su desayuno. En cuanto sale un poco de luz (y por estas tierras hablamos de las 5 de la mañana), empiezan a subirse a la cama, a patearte sin piedad e incluso a darte mordisquitos cariñosos en los pies, pero que no dejan de ser mordiscos por mucho cariño que le pongan. Vamos, "que te levantes, leñe, que tenemos hambre". Es como Blancanieves cuando los animalillos del bosque la despiertan y tiran suavemente de sus sábanas mientras ella se despereza con glamour y canta alegremente... pero sin todo eso del glamour y la alegría.



No queremos terminar esta entrada sin hacer mención a dos grandes curiosidades que no te esperas encontrar en una ciudad tan remota como Invercargill:


Por un lado, aquí se encuentra la motocicleta Indian que Burt Munro utilizó para conseguir en 1967 una plusmarca de velocidad. En nuestra vida habíamos oído hablar de esta historia, pero este hombre es leyenda en Invercargill, su ciudad natal.

Su vida se ha llevado al cine en una película donde el mismísimo Anthony Hopkins lo caracteriza (afortunadamente, no se trata del Dr. Lecter).


En 1920 adquirió su Indian, siendo muy joven, y se dedicó durante décadas a modificarla prácticamente de manera artesanal, reutilizando todo material que le fuera de utilidad. Casi 50 años después, en 1967, con prácticamente 70 años de edad, se lio la manta a la cabeza y se fue con su moto a los lagos de sal de Utah, donde se realizaban competiciones para obtener plusmarcas de velocidad (debido a la poca resistencia que ofrecen estos lagos de sal, que son prácticamente pistas de hielo pero con la posibilidad de poder frenar en caso de necesidad).


Hay que ponerse en situación: 70 años, desde el remoto Invercargill, en los años 60, se desplaza hasta Utah con una moto artesanalmente modificada por él a lo largo de 50 años, para participar en unas pruebas en las que ni siquiera estaba inscrito, y consigue no solo participar sino ganar batiendo el récord de velocidad del momento para ese tipo de motocicletas.


La segunda curiosidad también está relacionada con el mundo del motor: el Bill Richardson's Transport World.

Bill Richardson, otro prohombre de la zona, se dedicó a comprar, restaurar y coleccionar todo tipo de vehículos y objetos relacionados con el motor: coches, camiones, tractores, autobuses... y, por supuesto, caravanas, símbolo kiwi nacional.


El resultado es una inmensa nave donde se alojan más de 300 vehículos clásicos a cual más bonito y espectacular. Se pueden admirar desde los primeros modelos construidos por Henry Ford a finales del siglo XIX, que iniciaron la industria automovilística, hasta los Cadillac más molones, donde Peggy Sue debía probar enormes y calóricos batidos de fresa junto a Elvis Presley en cualquier Drive-In de Memphis, pasando por los Buicks americanos de los años 20 donde Al Capone se dedicaba a esconder licor bajo el asiento.



Y de House Sitting a House Sitting, y tiro porque me fliping. Tenemos comprometidas cinco semanas en Dunedin, para pasar unas tórridas Navidades en bermudas.


Cuidaremos de Dobby, una perrita cariñosa, de tamaño manejable, medio pomerania medio pastora belga, que ya se ha hecho best friend forever de David.


Amor perruno a primera vista.

 

Notas de la editora María:

Todos los house sitting que estamos realizando en Nueva Zelanda los hemos cerrado a través de la plataforma https://kiwihousesitters.co.nz

Se trata de una web de house sitting específica para este país, donde diariamente puedes acceder a muchísimos anuncios de personas que ofrecen su casa a cambio de cuidar tanto de sus "amigos peludos" como de sus hogares mientras ellos se encuentran de vacaciones.

Si alguien está interesado en esta maravillosa forma de viajar, puede escribirnos un email a hola@viviendounrato.com y le ayudaremos en todo lo que podamos :-)








7 Comments


rutsanchez
Dec 12, 2023

¡Qué alegría descubrir que hay una nueva entrada en el blog! Hace más llevadera esta tarde “de guardia” en la Dir. Com….

Me he echado unas risas y tiro porque me fliping ; -)

¡Un abrazo!

Ruth

Like

Susana Martín Faúndez
Susana Martín Faúndez
Dec 11, 2023

Se me escapó el dedo antes de tiempo.....

Quería deciros que os admiro.


Susana

Like
María Verdú Aguilar
María Verdú Aguilar
Dec 12, 2023
Replying to

¡Gracias Susana! Nada que admirar, simplemente, en esta ocasión, el corazón ganó el pulso a la cabeza. Un beso gigante😘

Like

Susana Martín Faúndez
Susana Martín Faúndez
Dec 11, 2023

QQQué

Like

Javier Sánchez
Javier Sánchez
Dec 07, 2023

He estado unas semanas sin entrar y ya habéis cruzado el planeta. Qué pasada de viaje, y vaya fotografías… Parecen postales.


Me alegro de que lo estéis pasando bien, se os ve muy felices en las fotos, y no es para menos. Estáis viviendo en unos meses más aventuras que la mayoría de la gente en toda su vida.


Hace poco leí que el mundo es un libro y quienes no viajan leen solo una página, y me acordé de vosotros, que de ese libro ya lleváis varios capítulos.


A seguir pasándolo bien.


Javi

Like
María Verdú Aguilar
María Verdú Aguilar
Dec 12, 2023
Replying to

Qué bonita frase Javi y qué alegría saber de ti. Este libro que estamos teniendo la suerte de descubrir cada día nos tiene totalmente fascinados... ojalá fuera "La historia interminable"😉. Besos gigantes

Like

José María Verdú
José María Verdú
Dec 07, 2023

¡Qué experiencias estáis teniendo y qué suerte con las familias! Cuando acabéis esta aventura tenéis que pasar el blog a un libro! Los textos son muy amenos y divertidos y las fotos son bellísimas!

Like

© 2023 por VIVIENDO UN RATO

bottom of page